miércoles, 17 de diciembre de 2025

Profundizar la esclavitud

 

Maximiliano Basilio Cladakis


El proyecto de reforma laboral impuesto por el actual gobierno tiene como significado profundizar la esclavitud. Esta es una de las aristas más destacadas de la coalición que hoy preside el destino de la Argentina. Es el gobierno del capital. Sin mediaciones, sin excusas. La tensión capital-trabajo se resuelve en la absoluta dominación del primero sobre el segundo. La lucha de clases se encuentra más viva que nunca, y la están ganando aquellos a los que Evita llamaba “la raza maldita de los explotadores”.

Como ya advertía Marx en el siglo XIX, el obrero es el esclavo moderno. Sus derechos fueron el resultado de grandes luchas y del derramamiento de su propia sangre. Se cuentan víctimas y mártires por millones. Nada provino de esa abstracción inexistente que los apologetas del régimen llaman mercado. En nuestra historia, fue el peronismo quien reconoció los derechos a las grandes masas de trabajadores de la Patria, quien reconoció que se trataba de seres humanos. Y eso costó que bombardearan la Plaza de Mayo, asesinando a más de trescientos civiles; un golpe de Estado; fusilamientos clandestinos; proscripciones; y décadas de dictaduras, de falsas democracias, de represión y de saqueo.

Bajo la dictadura del capital, los derechos conquistados por los obreros son presentados como las causas de los problemas del país. Los convenios colectivos, las vacaciones, las indemnizaciones, la cobertura social, la jornada laboral limitada, obstaculizarían la producción. Toda una escuela económica —la neoliberal— lo justifica, ya que la dignidad del trabajador es concebida como un gasto. Es la economía vista siempre desde el punto de vista del capital. Y, como venimos señalando desde hace años, el discurso económico es la teología contemporánea, hoy convertida en uno de los discursos legitimadores de la explotación, el cual ha penetrado en amplios sectores de la población, incluso entre los propios explotados.

Los salarios son causa de inflación (eso es lo que se dice cuando se afirma que la emisión causa inflación); los derechos laborales lo son de la falta de productividad. El mito de la “industria del juicio” es un caso ejemplar. La idea de que un trabajador inicie acciones legales contra su empleador por haber incumplido las leyes nos es presentada como la gran calamidad. El trabajador debe estar agradecido de por vida de haberle sido brindada la posibilidad de ser explotado.

No es el capital el que genera trabajo, sino el trabajo el que genera el capital. Esta es la verdad. Pero la verdad no importa: la verdad muere bajo la repetición constante de los profetas y predicadores de la explotación, que se cubren ya no con ropajes sacros sino bajo los títulos de economistas y especialistas, de mediadores entre los pobres mortales y las expectativas del mercado. Es, lamentablemente, el paradigma compartido por los predicadores del mercado, sean heterodoxos u ortodoxos, “progresistas” o “conservadores”.

El trabajador, el explotado real, se convierte en chivo expiatorio. Su vida, en tanto vida que merece ser vivida, debe ser sacrificada para que las empresas tengan más ganancias, para que los ricos sean más ricos. Eso es lo que llaman aumentar la producción, la competitividad y la rentabilidad. Estos momentos exigen que se hable sin ornatos, sin vocabularios que legitimen las atrocidades que se encuentran conmoviendo y destruyendo a nuestro pueblo.

Un tema de la mítica banda de heavy metal Tren Loco dice: “sin justicia ni derecho, solo hambre y represión”. Ese es el destino de la clase obrera de aprobarse este proyecto de ley: que la esclavitud ya no sea ni siquiera moderada, que se vuelva a los tiempos de Roma, donde millones morían para que patricios, nobles y hombres libres gozaran de las riquezas. Esa es la finalidad del régimen.

Sin embargo, a pesar de lo oscuro que se presentan nuestros días, hay que tener presente que, cada tanto, se presenta en la historia un Espartaco que puede hacer temblar los cimientos sobre los que se fundan las riquezas de los amos.

Y también, saber que, en la Argentina, siempre puede volver el peronismo y ser recobrada la dignidad de todos nosotros. Aún en tiempos de opresión y explotación extremas, la Justicia Social es una posibilidad, si luchamos por ella.


miércoles, 10 de diciembre de 2025

The Red and White Party


Maximiliano Basilio Cladakis


Era la primera Red and White Party de Robert como padre. Mientras contemplaba a Hannah sosteniendo al pequeño Mickey Donald, sintió que las lágrimas le ardían detrás de los ojos. El calor era insoportable; la nieve artificial se derretía en el aire antes de tocar el suelo. Era uno de los veranos más extremos de los últimos cien años. Él odiaba el calor, pero en ese momento nada de eso parecía importar.

Ya habían terminado de cenar. Ambos esperaban, con ansiedad, que llegaran las doce. A Robert esas fechas siempre le habían resultado incómodas; algo en ellas le despertaba un malestar antiguo. Pero esta vez debía ser distinto. Ahora era padre. Y Hannah, madre. Ese deseo, tantas veces postergado, al fin se había cumplido.

Debía estar feliz. Y, en parte, lo estaba. Pero solo en parte. El nudo en el estómago volvía, más denso que otros años.

Cuando era niño, amaba estas fechas. Aunque eran otras. Él mismo era otro: Roberto, con “o” final. Su memoria se extendía sobre una estrella, sobre un establo, sobre un niño envuelto en paños. Recuerdos borrosos, como imágenes filtradas por un sueño. Y, entre ellos, aparecía su tío Alejandro.

Esas fechas estaban profundamente ligadas a él. Robert recordaba los regalos que le traía, el amor que le profesaba, las horas que pasaban jugando juntos. Alejandro no tenía hijos y lo prefería sin ocultarlo. También recordaba que, después de la medianoche, siempre surgía alguna discusión. Su tío hablaba de cosas que no podían decirse; sus padres y el resto de la familia le recriminaban que, con sus palabras y acciones, ponía en riesgo no solo su vida, sino la de todos.

Su tío desapareció. Justo el mismo año en que cambiaron el nombre y el sentido de las fiestas.

En el secundario le enseñaron que, cuando llegó la Gran Reforma, al comienzo se intentó permitir que la celebración continuara. Pero siempre alguien recordaba a ese comunista y populista que había nacido poco más de dos mil años atrás. Durante años se intentó ocultar su figura y reemplazarla por la de un anciano gordo y barbudo, pero grupos de subversivos seguían recordándolo. Incluso se prohibió el libro que narraba su vida. Junto a otros, por supuesto. Algunos de los primeros fueron El capital, Mi mensaje de la innombrable, Las venas abiertas de América Latina. Luego, prohibieron casi todos.

Silverland: así se llamaba su país ahora. Aunque ya no era un país, sino la estrella número noventa y cuatro de The Land of Free.

Sonaron las doce. Él y Hannah alzaron las copas y brindaron, cumpliendo el gesto que se esperaba de ellos.

Y entonces, en medio del ruido, sintió que algo dentro se quebraba. Las lágrimas finalmente cayeron, y no eran totalmente de alegría. Abrazó a Mickey Donald, percibió su calor tibio, casi frágil, y el nudo en el estómago se tensó hasta doler.

Tenía en sus brazos el futuro. Y, frente a lo que pensaba que iba a suceder, el pasado se hizo más presente: nombres, rostros, colores, viejos fantasmas que regresaban sin permiso y se apoderaban de su vida.

Sintió, entonces, que el tiempo, en sus tres dimensiones, los devoraría. A él, a Hannah y a su hijo. Que se perderían por siempre en una masa viscosa mientras sonarían canciones alegres y la gente festejaría una alegría sin sentido mientras sus nombres se perderían por siempre en el olvido.





martes, 2 de diciembre de 2025

Nuestro repudio a las políticas intervencionistas de EEUU y La CIA sobre el territorio soberano de República Bolivariana de Venezuela

     Desde Caos y Tiempo repudiamos de manera contundente cualquier intervención de Estados Unidos y la CIA en la Republica Bolivariana de Venezuela. Estas maniobras, históricas y presentes, no tienen nada que ver con la defensa de la democracia: son prácticas injerencistas que buscan condicionar la soberanía de un pueblo y manipular su destino político. América Latina ya conoce demasiado bien las consecuencias de estas operaciones encubiertas: desestabilización, violencia y pérdida de autonomía. Reafirmamos la necesidad de que los conflictos de la región se resuelvan por vías democráticas, sin tutelas externas y con pleno respeto a la autodeterminación de los pueblos.

Repudiamos la presentación "antivacunas" en El Congreso De La Nación Argentina

      Desde Caos y Tiempo repudiamos con firmeza la presentación antivacunas en la Legislatura. No se trata de abrir un debate, sino de retroceder décadas en materia de salud pública. Las vacunas salvaron y siguen salvando millones de vidas; cuestionarlas con argumentos sin sustento científico es sembrar miedo y confusión en un momento en el que necesitamos más claridad que nunca. Frente a la irresponsabilidad y la desinformación, reafirmamos nuestro compromiso con la ciencia, el conocimiento y el cuidado colectivo.