Edgardo Pablo Bergna
En Noviembre de 2023 cuando la
Cámara de Diputados aprobó la Ley que garantiza la detección y
tratamiento de cardiopatías
congénitas, que afecta a una gran parte de recién nacidos,
no había ninguna duda de que el mundo iba a
estar un poco mejor para todos y, en particular, para aquellas familias que
vieron en la Ley un acompañamiento de los Diputados que los ciudadanos con su
voto les dieron la responsabilidad de representar.En esa jornada Javier
Milei y Victoria Villarruel, diputados por el bloque “libertariano /
conservador” serían los dos Diputados en
el recinto en votar en contra. Entiéndase: en contra de que se tomen medidas
para salvar la vida de cientos de niños.
La decisión de elegir en las elecciones,
sean legislativas o generales, por supuesto, tiene causas múltiples y es una
materia de permanente preocupación por parte de teóricos, militantes y partidos
políticos. No hay receta ni fórmula para ganar una elección. Con todo, la
acción primordial de un “político”
cuando está ocupando un cargo de legislador es enviar proyectos o votar leyes
que se ajusten a sus convicciones y a las de quienes representa. Javier Milei y
Victoria Villarruel votaron en contra de una ley en minoría absoluta, una ley
que nadie más pudo votar en contra. Dicen
los abogados ad maiori ad minus para
referirse a “quien puede lo más puede lo menos” Hace más de un año y medio
Victoria Villaruel es Vicepresidenta y Javier Milei Presidente de la República
Argentina. ¿Qué se puede esperar de estos energúmenos? ¿Y de quienes los
eligieron?
En el mes de febrero el vocero presidencial,
Manuel Adorni informó que la República Argentina se iba a retirar de la OMS,
este anuncio se vio ratificado al ser informado por el Canciller Gerardo
Wertheim al Secretario General de la ONU. En estos días el Presidente Milei
recibió en su despacho de la Casa Rosada al Secretario de Salud de Estados
Unidos Robert F. Kennedy Jr, quien cuestiona la seguridad y eficacia de las
vacunas, entre otras estulticias. A las estulticias negacionistas del
funcionario Estadounidense de apellido ilustre se hacen eco el Presidente Milei y el Ministro
Federico Sturzenegger, pero hacen gala de crueldad supina las palabras del
Secretario de Salud Mario Lugones “de ahora en más, las
vacunas que quieran entrar van a tener que contar con estudios que incluyan un
grupo control placebo" dijo.
Sobre los dichos del Secretario voy a
dedicar no tanto más de cuatro o cinco párrafos. Que haya pretendido decir que
todas las vacunas que en un futuro se desarrollen deban contar para ser
autorizadas ¨con estudios que incluyan placebo” hace que se impongan dos
preguntas: ¿Autorizadas por qué institución? Luego: ¿Por el desregulado ANMAT?
Una brevísima referencia sobre lo que se
conoce sobre el tema: el placebo es una substancia inocua que se utiliza en
paralelo a un medicamento o tratamiento nuevo en los ensayos clínicos que
conducen a su aprobación. En cierta fase de la prueba los participantes se
dividen en dos grupos: uno recibe el medicamento o tratamiento que se ensaya,
otro recibe la substancia inocua conocida como “placebo”, ambos grupos no
sabrán el resultado hasta el fin del ensayo. Se debe subrayar enfáticamente que
los grupos de participantes involucrados en el ensayo clínico no saben si
reciben tratamiento o placebo y muchas veces tampoco el personal involucrado, y
todos deben estar debidamente informados.
¿Es ético comparar un tratamiento nuevo
contra placebo para controlar una enfermedad para la cual no existía solución
alguna? Si, en tanto que se prueba la eficacia, pero también una serie de
efectos adversos, que de presentarse, aunque el estado de salud de base de los
participantes no se agravara tampoco harían viable la aprobación del
tratamiento. Mientras que el grupo placebo quedaría en la misma situación. No
habría beneficencia ni maleficencia en ambos grupos. Con todo, si el
tratamiento pasa los ensayos y es aprobado habría beneficencia para los dos
grupos, y el tratamiento seria eficaz y seguro para la comunidad.
¿Cuándo no sería ético usar placebo en
ensayos clínicos? Si se prueban mejoras en un tratamiento, sobre otros
tratamientos aprobados disponibles, no sería ético que se usara placebo. Si el
grupo que participa con tratamiento, no supera las expectativas, no habría
beneficencia ni maleficencia, si bien el tratamiento no habría aportado
mejoras, tampoco debería ser inferior al anterior, pero si es aprobado sin
inconvenientes habría beneficencia. Por el contrario, el grupo placebo tendría
solo un pronóstico al quedar sin tratamiento, disponiendo de otras
posibilidades de atención, se incurriría en maleficencia y no solo es
antiético, sino que es cruel. Cruel en concordancia con la Secretaria de Salud
del régimen de derechas que hoy gobierna la República Argentina.
El uso de placebo es controversial y no hay
que invocarlo de cualquier manera al estilo de un CEO de la industria de la
salud como es el Secretario Mario Lugones. No voy a ahondar, no es el
momento-lugar para desarrollar este tema, me limito a ofrecer algunos elementos
para el abordaje por parte del lector según lo crea conveniente.
En febrero de 2001 se consideró la
posibilidad de diseñar un ensayo clínico de Surfaxin (un nuevo surfactante) a
realizarse en Bolivia, Ecuador, Perú y México, un medicamento para tratar la
insuficiencia respiratoria del recién nacido siendo su uso la diferencia entre
la vida y la muerte. El ensayo incluía un grupo con el medicamento y otro grupo
con placebo, habiendo otros medicamentos a comparar con Surfaxin, se condenaba
cruelmente a la muerte de quienes iban a recibir placebo. El mismo laboratorio
buscó aprobación en Europa, esta vez los niños no recibirían placebo sino otro
surfactante aprobado por la FDA. Podríamos citar casos muy parecidos en mujeres
embarazadas con HIV en 1998 habiendo alternativas se usó placebo en África Sub
Sahariana, Tailandia y República Dominicana. El denominador común: ensayos
clínicos reñidos con principios éticos básicos, realizados en países
empobrecidos.
Comenzamos este artículo trayendo al
presente la acción legislativa del Presidente Milei y la Vicepresidenta
Villaruel en Noviembre de 2023 oponiéndose a que el Estado se hiciese cargo del
diagnóstico y tratamiento de niños con cardiopatías congénitas. Nos mostraron el ámbito de sentido al que
pertenecen, consistente con el régimen de gobierno que encabezan. No es
sorprendente, pues, que sus objetivos continúen devastando el sentido de
Justicia, arrasando valores arraigados fuertemente en nuestro tejido social: la
solidaridad, la equidad la educación y
la salud pública, los Derechos Humanos, y la asistencia a los grupos vulnerados
son parte de nuestra Cultura y vienen por ella, dan la batalla cultural para
imponer la suya y lo dicen explícitamente, lo que ellos llaman “ideas de la libertad”
no son otra cosa que la implantación de lo que se conoce como paleolibertarianism, especie de derecha conservadora que abre paso a sus deseos a
fuerza de plomo y sangre, en otras palabras unos energúmenos que darían risa
sino fuesen responsables de tanta muerte. Y aquí los tenemos “fuertes con los
débiles y débiles con los fuertes” disparando a jubilados en la plaza, a
niñeces en sus necesidades educativas, médicas
y recreativas y a todo aquel que
no milite el odio, la crueldad, el individualismo y el culto al lucro y al
juego. En pocas palabras unos cobardes deshumanizantes. Unos encerrados en sus
Ministerios, y otros, formando hordas rentadas de trolls, que tiemblan si algo se opone a alguna fórmula econométrica
que permita maximizar las ganancias de sus amos.