Maximiliano Basilio Cladakis
La Argentina está rota,
quebrada, arrojada al abismo. La sentencia punk
“no hay futuro” es nuestra realidad efectiva. El régimen puede cumplir
objetivos, metas, consolidar su hegemonía. Pero ese futuro es sólo para las
corporaciones y oligarquías, verdaderos hacedores de las políticas
implementadas por el gobierno de coalisión LLA-PRO.
El destino de todos nosotros ya se
encuentra determinado. No se trata de una crisis, sino de un plan sistemático
de expropiación de bienes y recursos, de miseria, de represión y vejación de
derechos. Como decía John William Cooke en torno al Régimen de Ongania, el
actual Gobierno combina lo peor del liberalismo y lo peor del fascismo. Nuestra
historia parece estar enmarcada en un ciclo de repetición constante. Una
maldición que nos atraviesa y que parece imposible de ser exorcizada.
Que se entienda, la
Argentina no está quebrada solo en el sentido económico, sino también, política
y culturalmente. Todos los valores, axiomas y principios del Régimen son inhumanos
y deshumanizantes. El hecho de que este gobierno haya sido electo por medio del
voto es una prueba contundente de ello. No nos interesa, aquí, la tarea
imposible de elucidar las causas del resultado electoral. Ni tampoco arrojar
culpas a propios o ajenos. Lo que importa es que, en los discursos de campaña,
se declaró lo imposible de aceptar, lo imposible de avalar. Y sin embargo, todo
ello fue legitimado: los discursos de odio, la aporofobia, la injusticia, la
desigualdad, la Dictadura Cívico-Militar, y un infernal e interminable etc.
Frente a esto, no se
trata únicamente de proyectar críticas técnicas al aspecto económico, sino que
debe someterse a una crítica integral todo el conjunto de acciones, ideas y discursos de gobierno.
La conversión de nuestro país en una tierra de pillaje, de saqueo y de
represión, no tiene motivos exclusivamente económicos; lo político, lo
cultural, incluso, lo ético y lo ideológico cumplen un rol determinante.
Ellos proponen una refundación de nuestro
país. Incluso, hablan de “batalla cultural”. Esa batalla es la que debemos dar.
La misma Cristina Fernández de Kirchner habló sobre la necesidad de forjar un
nuevo sentido común y de la importancia de la formación política, para enfrentar
la colosal envestida de la propaganda que se expande por los medios
tradicionales y por los medios digitales. No debemos suturar una rotura, sino
militar un proyecto de país nacional, popular, democrático, bajo las banderas
de la Justicia Social, la Soberanía Política y la Independencia Económica. Un
proyecto que es antagónico a lo ha sido convertida la Argentina por el actual
Régimen.
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