Desde Caos
y Tiempo vemos con preocupación la confirmación de la condena que proscribe
a la dos veces presidenta al ejercicio de la función pública.
Creemos,
ante la lectura de la situación, que éste es el desenlace de una larga disputa de
las derechas articuladas por el poder de facto, para eliminar del panorama
electoral la única opción política capaz de enfrentar los intereses de las
corporaciones comerciales/mediáticas/judiciales, responsables del lawfare
y del “ajuste” que recae sobre los sectores de mayor fragilidad, y, a la vez,
sobre sectores fundamentales para el Estado de bienestar y la Justicia Social.
Repudiamos enérgicamente la anulación de la
posibilidad de expresarrnos democráticamente en las urnas, y alertamos que
dicho proceder puede abrir caminos conducentes a violencias equivalentes a la
condena de la persona de mayor relevancia de la oposición. Es notable la
sincronía entre la postulación a candidata de la dos veces Presidenta de la
Nación electa democráticamente con la apresuradísima decisión de quienes
habitan el espacio de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Así
mismo lamentamos que quienes deberían expresarse en fallos de exquisita factura
fundados en teorías de la justicia, y produciendo jurisprudencia, hagan alarde
de estulticia al mejor estilo de la “lumpen-magistratura”. A la vez tenemos la
obligación de mostrar la falta de buen gusto e inclinación al saber que emana
desde el primer mandatario hasta el último de sus voceros en medios de
comunicación cooptados, también les cabe a la lumpen-legislatura compuesta de
advenedizos personajes, tan estólidos, que si no fuesen peligrosos darían risa.
En
síntesis, repudiamos tanto la condena infundada a Cristina Fernández de
Kirchner, cuanto, el derecho conculcado de millones de ciudadanos a elegir una
propuesta humanizante y dadora de derechos y Justicia, nos oponemos, entonces,
a vernos perseguidos por nuestro pensamiento, convicciones, ideología y
acciones políticas. Los jueces de la Corte lo saben. Su accionar carece de
sentido de oportunidad y pone en peligro la Democracia.
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