Edgardo Pablo Bergna
Maximiliano Basilio Cladakis
Militancia: humanismo y pasión. La Filosofía desde la militancia no se limita a la transmisión de saberes prácticos ni teóricos, mucho menos a la reproducción de discursos doctrinarios. Es, ante todo, un acto profundamente humano y transformador. Una filosofía fundada en la pasión, entendida como impulso que se entrelaza con la vocación secular, esta vocación no es una inclinación casual ni un accidente del deseo. Una vocación secular, es: terrenal, política, arraigada en la historia y sostenida en la ideología como forma de ver, sentir y transformar el mundo.
Militancia: praxis en la necesidad y la urgencia. La militancia nace donde anida la necesidad y la urgencia. No es un entretenimiento intelectual. Surge donde lo humano se ve compelido a tomar partido. Es praxis: cuerpo y conciencia dinámica, actualización real y efectiva, es el estado de perfección entre teoría y practica. No hay teoría que no aspire a realizarse, ni práctica genuina que no reflexione sobre la teoría que la realiza. La militancia es praxis: superación dialéctica de la teoría y la práctica.
Militancia: ética, libertad y compromiso. Frente a un presente en el que la política es menospreciada, y la ideología se disuelve en el mercado, la militancia emerge como articulador y sostén ante la fragmentación de lo colectivo, de lo popular, del sentido mismo de Lo Político. Asumir la militancia es asumir también una ética del compromiso, un marco ético que no se negocia en el mercado de las conveniencias. El militante actúa basado en un marco ético-ideológico-político no en conveniencias personales. En tiempos dónde todo parece transable, donde lo ético-moral se subordina a lo conveniente y la verdad al discurso del opresor, el militante sostiene una ética que no se ajusta a los vaivenes del ventajismo. Opta por una ética que le mantiene dentro del ámbito de sentido al que pertenece. Ser militante es también una elección libre. No hay militancia sin libertad. Una libertad comprometida, que se moviliza por el Otro, que se piensa con el Otro. Una libertad con sentido
Militancia: comprender y transformar. Militar también es detectar y denunciar el porcentaje de poder fáctico que anida en cada democracia. Entender que, en las democracias, albergan relaciones de dominación que persisten más allá del voto. La militancia es la conciencia crítica que cuestiona lo dado y desnaturaliza lo aparente para entender. Y a la vez, sintetiza dialécticamente para comprender y transformar. Ser consciente de que no basta con entender una situación sino que es necesario comprenderla para transformarla. Entender el mundo para comprenderlo, y comprender el mundo para transformarlo.
Militancia: mito y utopía En su nivel más profundo, la militancia es realización mítica y utópica. El militante hace realidad el mito que lo convoca y la utopía que lo orienta. Vive la tensión entre lo que fue y lo que podría ser. No como nostalgia ni ilusión ingenua, sino como protagonista presente y activo.
Militancia e historia El militante es memoria de lo que hizo historia, y realizador de lo que hará historia, al tiempo que es y hace historia. Asumiendo el presente como el único tiempo donde se disputa el sentido, y se toma conciencia para fundar condiciones que mejoren la vida de los oprimidos y seguir luchando sin perder el horizonte ideológico el compromiso ético y la pertenencia política.

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